¿Es lícito celebrar Halloween?
El asunto de Halloween no es algo sencillo y habría que seguir haciendo una investigación más profunda. Debido a la inminencia de la celebración no estoy en condiciones de hacerla pero pienso que no podemos aceptar sin más las explicaciones exclusivamente fatalistas que aparecen en muchas páginas de internet, como tampoco quitarle toda importancia al asunto, como si nada tuviera de malo.
De todos los artículos que pude leer se deduce que el origen de la celebración no es simple, sino más bien una mezcla que se dio a lo largo de la historia que proviene básicamente de dos orígenes diversos. Esta impresión la vi reflejada en el artículo más serio y fundado bibliográficamente que pude encontrar hasta el momento:
(doy por supuesto que, si se quiere entender lo que estoy escribiendo, se deberá leer el artículo).
Aunque no comparto absolutamente todo lo que allí se afirma, pienso sin embargo que es muy acertado y serio. Estoy totalmente de acuerdo con la solución general que el autor da a la problemática (transformar la costumbre para llenarla de valores cristianos), aunque pienso que se puede particularizar esa solución de maneras muy diversa y la que el autor propone no me parece la mejor posible. El modo concreto queda a la libre y responsable iniciativa de cada uno.
Condenar sin más a quien celebra Halloween me parece poco prudente. Celebrar Halloween de cualquier manera tampoco me parece correcto. Pienso que, como siempre ha hecho la Iglesia, se trata de cristianizar la sociedad y sus costumbres, sin salirnos del mundo, transformándolo desde dentro, inculturizando la fe, es decir, haciendo que la fe arraigue en las diversas culturas, sin eliminar los elementos culturales que puedan ser compatibles con la fe, más bien sirviéndose de ellos.
De este modo, se puede utilizar la celebración de Halloween como instrumento para enseñar la existencia del más allá, de los santos, de los difuntos, todo desde una perspectiva cristiana, transmitiendo valores y no antivalores.
Prohibir la celebración de Halloween sin más es una postura cómoda que poco a poco hace que nosotros y nuestros hijos vayamos quedando marginados del mundo, sin posibilidad de influir en él. Celebrar Halloween cristianamente y en manera divertida, de modo tal que nos permita transmitir valores humanos y cristianos, es un verdadero desafío que exige de nosotros esfuerzo, imaginación, creatividad y dedicación.
Es necesario aclarar que no hay una postura oficial de la Iglesia al respecto. Por otro lado, me he tomado el trabajo de consultar el asunto con algunos moralistas y las respuestas no son unívocas: hay quienes tienden más a reprobar la celebración y otros que no están seguros de que se trate de algo malo en sí mismo, aunque es claro que algunos modos de celebrar la fecha no son compatibles con la moral.
Por último, no se puede pasar por alto el hecho de que la noche del 31 sea el día más importante para los satánicos. Pienso que sería bueno que supiéramos desagraviar y pedir perdón por tantas barbaridades que se comenten en el mundo entero esa noche del año.
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